La crítica siempre es buena para corregir el rumbo que muchas veces pierde objetivo por múltiples razones. Hablo de la crítica inteligente, con reflexiones coherentes y objetivas.
En nuestra vida personal, siempre es sano que te digan los errores y vicios que cometemos para tratar de ser mejores personas. Así mismo, pasa con los gobiernos, sean del partido que fueren y gobernados por cualquier individuo. La sociedad, los partidos opositores responsables, debe de señalar y reprobar acciones que atenten contra nosotros mismos.
El gobierno es un instrumento de la sociedad para mejorarla y generar las condiciones que nos permitan tener mejores condiciones de vida. Pero muchas veces pareciera que el rumbo del gobernante pierde visión, se mare y empieza a asumirse como dueño del barco, ya no solo como capitán contratado por un plazo definido.
De repente, en el gobierno del estado, empezamos a ver acciones de intolerancia y rechazo a críticas de la sociedad, asumiéndose como poseedores de verdades absolutas y éxitos unilaterales.
Eso es grave porque cuando esas posiciones radicalizan el actuar de un gobierno, genera desconfianza y suspicacias de quienes como sociedad y partidos de oposición, vemos el envalentonamiento de una capitana que se quiere apropiar del barco, mientras sus marineros le sugieren cambiar el rumbo.
Cuidado, porque a 8 meses de una elección, los ánimos se irán encendiendo cada vez más, y la efervescencia política puede hacer que el timón quede a la deriva ante una sociedad llamada testaruda por señalar y cuestionar.
Ojala y haya mas testarudos que le apuesten a Yucatán, una sociedad testaruda es el mejor equilibrio para un gobierno que solo conduce, no que se adueña de los que es de todos.
Regidor del Ayuntamiento de Mérida
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