¿Realidad o simulación?

La Comey

En días recientes fue instalado el consejo consultivo de la Comey, organismo que teóricamente asesora al Ejecutivo del Estado en materia de desarrollo de zonas metropolitanas y que fue creado mediante un decreto del Ejecutivo del Estado. Es importante analizar el contexto en el que se creó, la forma y si realmente el fondo es tan transparente en sus objetivos.

Nadie objeta que la buena relación entre gobiernos de todos los niveles genera eficacia en la prestación de servicios y la ejecución de políticas publicas acertadas. Nadie cuestiona que los principales beneficiados cuando hay un buen entendimiento entre sus autoridades son los ciudadanos. Nadie niega que cuando hay suma de esfuerzos, los resultados son mejores y mayores. Estoy seguro de que cuando hay divisiones entre ambos poderes los más perjudicados son los ciudadanos.

Sin embargo, éste es un falso debate que pretende encasillar las posiciones entre malos y buenos, como si fuese una competencia o un asunto personal. Primero está el respeto a la Ley, y después cualquier posicionamiento de tipo político partidista. Aquí lo que pretenden algunos es confundir la forma con el fondo y diluir dos temas que se anteponen. Confundir la necesidad de trabajar en equipo, con el respeto a las facultades de cada orden de gobierno.

La coordinación del Ayuntamiento de Mérida con el gobierno del Estado ha sido exitosa en muchas materias como la cultural, la educativa, la social, de protección civil, de seguridad entre las policías estatales y municipales, entre otras, de tal manera que no se puede hablar de una falta de voluntad entre autoridades, porque los múltiples convenios de colaboración y actividades entre sí constatan lo contrario.

Nuestras instituciones fueron creadas para poder transitar en un orden jurídico que nos de certeza en las acciones que ejercemos todos los días. La certeza jurídica es indispensable para una convivencia social ordenada y respetuosa entre sus habitantes.

Cualquier asunto que pudiese generar conflicto entre autoridades debe ser dirimido por nuestras instituciones, en este caso, la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Para eso están, para ello fueron creadas y siempre será por demás sano que sea a través de ellas que se solucionen las controversias y no por otras vías, como hemos sufrido en un pasado reciente en Yucatán. Bastaría recordar el Consejo Electoral “espurio” que pretendió imponer Cervera Pacheco, contraviniendo cualquier mandato jurídico superior, por citar un ejemplo.

Me parece que el mensaje de la gobernadora al decir que “no es momento de enfrentamientos estériles de quienes se comprometieron a trabajar por Yucatán desde distintos frentes y desde distintos niveles de gobierno” abona precisamente a eso, a confrontar de manera estéril y no respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan.

La “mayoría ciudadana”, no la nueva ni la vieja, sino la única, la de todos los meridanos y todos los yucatecos que conforman nuestra sociedad, no tiene membresías ni sellos que la clasifiquen, mucho menos merece gobernantes que la agrupen socialmente llamándoles “nueva mayoría ciudadana”, como si los que no compartieran su forma de gobernar estuviesen excluidos de facto y pertenecieran a una minoría rechazada. Desde esos pequeños “detalles y frases” se siente la intención de politizar sus acciones. Como decía Carlos Castillo Peraza: “... Esa doble manera de ver las cosas es inaceptable”.

Nuestra sociedad cuenta con mucha gente con grandes talentos y con la mejor disposición de servir desde la trinchera que les toque, pero nunca deberá ser blindaje de proyectos de grupo o personales, porque eso es atentar contra nosotros mismos.

Ojalá que quitar polarizados sea una frase que no sólo se encuentre en el reglamento de tránsito en lo referente a vehículos con vidrios obscuros, sino que sea una permanente actitud conciliadora que mantenga paz y armonía social y sea ejercida en primer lugar por nuestras autoridades federales, estatales y municipales.— Mérida, Yucatán.

rbarrera21@hotmail.com Leer más...